El perro que deseaba ser un ser humano
En la casa de un rico,
afortunado y buen mercader de la Ciudad de México, rodeado de comodidades,
lujos y de toda clase de
máquinas, mucho tiempo un
perro al que se le había metido en la cabeza convertirse en un ser
humano, y trabajaba con
ahínco en esto.
Al cabo de varios años, y
después de persistentes esfuerzos sobre sí mismo,
caminaba con facilidad en dos patas y a veces sentía que estaba ya a punto de ser un
hombre, excepto por el hecho
de que no mordía,
, movía la cola cuando
encontraba a algún conocido, daba tres vueltas antes de acostarse,
salivaba cuando oía las
campanas de la iglesia y por las noches se subía a una barda a gemir viendo largamente a la
luna.